La sociedad occidental es una sociedad tremendamente hedonista que busca constantemente el placer.
La mayoría de nosotros invertimos buena parte de nuestro tiempo y energía a encontrar placer y evitar el dolor. Creemos que así seremos más felices.
Sin embargo, pese al disfrute de placeres, la felicidad duradera continúa siendo desconocida para un gran número de personas.
¿Por qué el placer no se identifica con la felicidad?.
La razón es que hay una gran diferencia entre felicidad y placer.
El placer es una sensación momentánea producida por algo externo – una buena comida, unas ganancias económicas, la práctica de actividades sexuales y así sucesivamente.
El placer está relacionado con las experiencias placenteras de nuestros sentidos.
Podemos confundir estas sensaciones positivas y placenteras con la verdadera felicidad, sin embargo, este tipo de “felicidad” no dura mucho tiempo, ya que es totalmente dependiente de acontecimientos y experiencias externas.
Asimismo, cuando se trata de placeres, el ser humano tiende a acostumbrarse, de modo que para seguir teniendo las mismas sensaciones placenteras es necesario más comidas, más dinero y más sexo, entre otras cosas – con el fin de sentir un placer similar.
Como resultado, muchos se vuelven adictos a estas experiencias externas, necesitando más y más cantidades para poder seguir alcanzado una sensación efímera de la felicidad.
Las personas que intentan venderte un coche nuevo, un teléfono de lujo o una casa se basan en este fenómeno para hacerte creer que el dinero puede comprar la felicidad.
Nuestro cerebro sí es capaz de diferenciar placer y felicidad.

La endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina son cuatro químicos naturales (hormonas) conocidos como “el cuarteto de la felicidad”. Este nombre se debe a que dichas hormonas están involucradas en procesos biológicos que desatan el sentimiento de felicidad.
👉 Dopamina, el guardián del placer ligado a la recompensa
Fuentes naturales para segregar más dopamina. La dopamina es la hormona de la felicidad ligada a la sensación de recompensa: es la responsable de que sientas placer cuando tienes sexo, vas de compras, juegas al bingo, comes chocolate o hueles una comida rica.
👉 La serotonina es apodada directamente como la hormona de la felicidad, y es aquella que te proporciona una sensación de euforia y placidez. Este neurotransmisor está muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, aunque también regula el hambre, el apetito sexual y la temperatura corporal.
Sin embargo, tu cerebro sabe que eso no es verdad. El dinero puede complacerte, pero la felicidad tiene que venir de otro lado.
Hemos sido condicionados para creer que la felicidad proviene de comprar algo nuevo, satisfacer el deseo de comer o de estar a la última moda.
Pero los científicos que estudian las hormonas dicen que nuestro cerebro puede diferenciar entre una oleada de placer acelerada y la felicidad duradera que es la definición real de felicidad. Y es una gran diferencia.
La dopamina, asociada a los procesos de motivación y recompensa, es diferente a la serotonina, vinculada a la alegría y la verdadera felicidad.
La diferencia de significado entre «felicidad» y «placer» es muy sutil, pero la diferencia química es enorme.
«Si toda tu vida te han dicho que el placer es la felicidad, entonces, ya sabes, te han engañado».